La morisca, la sultana;
de tostada faz labriega,
De los campos de la mancha.
Yo he trepado por las breñas,
De tus sierras de la Santa,
Y he visto tus campos de oro,
Tus olivos, tu besana;
Y las mozas labradoras,
Al rayar la flor del alba.
Sus mandiles remangados,
Y al postigo de la casa;
Viendo alejarse a los mozos,
que laboran la semana;
Y al gañan que canturrea,
Y al perro que alegre ladra,
Tras las yuntas perezosas,
Que se marchan a la arada;
Tus viñedos blanco y tinto..
Tus bodegas y almazaras..
Y he subido a tu castillo,
¿Fue molino? ¿fue Almenara?
Dominando la laguna ,
Del que fue boca de llama,
Volcan apagado y frio,
cansado de lanzar lava;
Cuantos recuerdos de vida,
cuantas tristes añoranzas.
La parroquia siempre madre,
su reloj y su campana,
Anunciando las labores,
De sus hijos que se afanan;
En los campos labrantios,
Pan, aceite y viña blanca;
Tambien se de sus ermitas,
Entrañables muy del alma,
S. Antonio y S. Isidro,
S. Sebastian y la Santa,
Y la ermita del calvario,
nuevamente reparada;
Y la virgen del Carmelo,
Que ha todos cobija y guarda..
Los mozos a las ventanas,
las novias por dentro escuchan,
Tararean la tonada.
Ellos cantan, ellas gozan,
Al oir la voz amada
Almodovar del Campo; vista desde el cerro de Santa Brigida |
ramillete de hermosura,
me han dicho que eres gitana,
dame la buenaventura.
EL PADRE Celedonio
Carmelita Descalzo
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